Yo solo quería ser diseñador gráfico.
Nací en 1988, en Bilbao, en una familia de emigrantes gallegos. Por lo tanto, ni soy vasco ni soy gallego. Solo soy de mi barrio: San Ignacio.
De chaval no escribía cuentos, pero sí me inventaba historias en las que mi vida parecía más interesante de lo que era en realidad. Como soy patológicamente inseguro, buscaba siempre que mi interlocutor se riese, así podía saber que no se estaba aburriendo conmigo. La escritura, como tal, me parecía tan fascinante como una reunión de vecinos. Así que durante mis años de formación me dediqué a vivir y a generarme traumas que luego serían la fuente de mis comedias.
Después de estudiar Publicidad y RR.PP. decidí que quería ser diseñador gráfico. En la agencia de publicidad en la que me contrataron me explicaron muy amablemente que mi portfolio evidenciaba una notable falta de talento y mi uso de la paleta de color pedía a gritos una prueba de daltonismo. Sin embargo, la carta de intenciones que la acompañaba…
Tras un año escribiendo publicidad me di cuenta de que amaba la escritura y odiaba la publicidad. Así que me volví a casa y estudié Guion Cinematográfico con mi eterno maestro Pedro Rivero.
Eso fue en 2012. Desde entonces he escrito por pasión – y a veces dirigido por obligación – más de una docena de obras con más de 300 funciones a lo largo del país. He participado en una decena de cortos que han sido proyectados – y a veces premiados – en los cinco continentes del planeta. He desarrollado largometrajes, series, y…vamos, todo lo que podéis leer en este documento. Me he comprometido hasta que la muerte – o el paro – nos separe con la escritura dramática, y he encontrado en ella otra excusa para seguir explorando mis vivencias, seguir disfranzándolas de ficción y seguir viendo cómo la gente se ríe con ellas. Y eso está haciendo que mi vida sea mucho más interesante. Ahora, de verdad.
Y eso que yo solo quería ser diseñador gráfico.